Adiós

Nace 'Decir Adiós', un espacio para escribir, homenajear y despedirse de  los fallecidos por COVID-19

Con Amanda no podría contar la de veces que he estado. La conocí hace más de quince años. De hecho, ella se retiró, y aún seguía atendiendo a unos cuantos de nosotros. Un pequeño grupo de elegidos, que sentía no traicionaríamos su confianza: La necesidad de confidencialidad cuando trataba de construir una vida a parte de este negocio es fundamental debido al terrible estigma.

No sentía que fuera una relación por dinero. De hecho, yo siempre le dejaba una cantidad de dinero junto a la mesita de noche del hotel en el que íbamos a compartir rato, pues ya ni siquiera tenía sitio propio, y ni siquiéramos acordábamos tiempo. Una vez, al finalizar, tuve la sensación de que no quería cobrarme, o algo extraño dijo al respecto. Fue la última vez.

Unas semanas más tarde, habíamos concertado una cita y yo había llegado a reservar un hotel para nosotros. El día anterior, me escribió un breve mensaje: "Lo siento, me retiro. Gracias por la confianza". Y apagó el móvil para siempre.

No dio tiempo a que leyera mi respuesta. Un mensaje que le dejé como quien lanza una botella al mar con un mensaje dentro: Gracias por cada segundo.

No me sentí como si me arrebatan algo. Nunca fue mía. Ninguna de ellas. Ninguna mujer, de hecho. Pero me sentí tremendamente vaciado.

Conozco su dirección, o al menos su dirección de entonces. También algunos detalles sobre el lugar donde trabajaba. Habíamos compartido todo tipo de información y experiencia, el fallecimiento de algún familiar, las dificultades de su hija con los estudios, ... Y ella sabía que yo tenía esa información. Y también sabía dónde encontrarme. Asi que jamás pensé en acercarme a ella ni remotamente. Esa fidelidad última es la forma que me queda de cuidar lo que tuvimos. La forma de proteger su libertad.

Perdí una amiga y una amante. Una extraordinaria amante. Pero no quería perder el recuerdo.

Sólo puedo, una y otra vez, darle las gracias por cada segundo que quiso compartir conmigo.

Tras esa decisión, yo me embarqué en el consumismo más insaciable. Gasté cientos, quizás miles de euros, en profesionales. Trataba de reemplazarla, y cada vez era más frustrante. Era absolutamente imposible.

Finalmente, estuve bastante tiempo sin ir con nadie.

Volví, sí. Pero sabiendo que nunca podré llenar ese vacío.

Fue maravilloso, y así se quedará. En el recuerdo.

De nuevo, gracias.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amor

Las mujeres sin rostro.

Trata y esclavitud sexual.